Un barrio perfectamente definido con la alcazaba de fondo. Foto extraida de www.turismocastillalamancha.es |
La entrada de hoy la quiero dedicar a un
lugar especial que conocí por casualidad. Ni más ni menos que el que elegí como
fondo para el blog. Durante los trabajos arqueológicos salen a conversación
temas de todo tipo, y fue durante la pasada campaña bilbilitana, cuando entre
faena y faena un avezado compañero me habló de un sitio de esos que te dejan
con la boca abierta. Se trataba de una ciudad musulmana extraordinariamente
bien conservada según él que se encontraba en medio de una finca privada en la
provincia de Toledo. En ese momento pensé que tal vez fuera factible realizar
una visita al lugar en cuestión si no se encontraba muy lejos del pueblo de mis
abuelos en la parte colindante de Extremadura con la provincia de Toledo, así
que le pregunté por la localización exacta. Al lado de Puente del Arzobispo, me
contestó, a lo que me quedé estupefacto. Mi pueblo (Valdelacasa de Tajo) se
encuentra a veinte kilómetros de un yacimiento excepcional y yo no tenía ni
idea. Así que me quedé con el nombre para investigar. Pregunté a la familia y
nada. Ni idea de que allí hubiera nada extraordinario. Pero en Internet
efectivamente encontré la información y el horario de visitas, y allá que fui.
Increíble. La experiencia es increíble.
El yacimiento es visitable un día a la semana y efectivamente se encuentra en
una propiedad privada. Se puede llegar en coche hasta la propia muralla de la
ciudad para continuar a pie por un camino rodeado de vegetación, para tras un
recodo experimentar la emocionante aparición de repente de la alcazaba a escasos
metros. El camino sigue hacia ella, pero de improviso te das cuenta de que ya
no es un camino, sino una calle rodeada de los restos de estructuras
perfectamente definidas. Para un aficionado a la arqueología la impresión es
tal como la de un niño en Disneylandia. Era cierto, Vascos es una auténtica
joya. Toda una ciudad musulmana de 8 hectáreas habitada entre los siglos IX y
X. Y en todo el yacimiento había solo un puñado de curiosos, aunque para ser
justos hay que decir que hacía un calor del demonio. Una verdadera
gozada pasear entre esas maravillas sin las aglomeraciones de otros sitios. Me
permití fijarme en la única visita organizada al recinto, el típico grupo de
jubilados llevados hasta allí por una empresa del próximo Puente del Arzobispo
destinada esencialmente al negocio de los deportes de aventura. Y esto quedaba
claro (aparte de por la promoción de dicha empresa en los laterales de la
furgoneta del grupo) por las trazas y maneras del bien intencionado guía que no
sabía ni por donde le venían los tiros.
No voy a negar que se disfruta la visita
en solitario, pero sumándole el hecho de que en el pueblo de al lado no tienen
ni pajolera idea de que existe la ciudad de Vascos se deduce un grave problema
de difusión. No obstante, existe un centro de interpretación en el pueblo de
Navalmoralejo, de cuya existencia sabemos únicamente por la página del
yacimiento (me encanta el detalle de la misma donde explican al visitante que
si quiere visitarlo pida la llave en el bar de enfrente). El yacimiento tampoco
esta musealizado, aunque no nos vamos a poner exquisitos, que la mismísima
Bílbilis hace eones que espera un millón de euros destinados para ese fin (se
utilizaría para construir algún aeropuerto digo yo). No obstante este punto
esta solventado por la recomendación de la consulta de la pagina web durante la
visita. No es que sea la mejor de las soluciones pero algo es algo.
Lo cierto es que el principal problema del yacimiento es la difusión, y su régimen de visitas no ayudaba. Era del 16 de mayo al 31 de enero los sábados por la mañana, supongo que el mínimo exigido por la Consejería de Cultura de Castilla la Mancha. Debemos de ser conscientes de que en realidad es una propiedad privada que desde luego ocasiona molestias a los propietarios. Pero una joya así no puede estar en estas condiciones y me resulta grato anunciar que se han tomado medidas muy positivas. Ya no es necesario cruzar la finca para llegar a la ciudad de Vascos, aunque supongo que se seguirá pudiendo acceder en coche en los mismos horarios. Desde octubre se puede acceder a la ciudad vía fluvial por el río Uso partiendo de Aldeanueva de Barbarroya, donde se está construyendo un nuevo centro de interpretación. A este proyecto se han destinado 2’5 millones de Euros, pero con ellos se permite la visita diaria al yacimiento. Menos mal. Esto va permitir un mayor flujo de visitantes y desde luego que ayudará al conocimiento del lugar. Me alegro. El sitio se lo merece.
Un barco similar a este es el responsable de la mejora de accesibilidad a la ciudad de Vascos. Foto extraida del ABC |
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